Le
escribí una nota a mama explicándoselo y después me marché
dejando atrás la habitación y entregando mis llaves de cuarto en la
entrada.
Kenny
estaba esperándome en la puerta con un coche negro y cuando me vio
salió a ayudarme con las maletas.
Le
expliqué por el camino lo que tenía pensado y me dijo que tenía un
plan.
Bajamos
del coche y corrimos al aeropuerto. El primer avión con destino a
Sevilla salía en tres cuartos de hora.
Compramos
el billete solo de ida y después nos metimos en la aduana. Un montón
de chicas se me acercaron para ver si era el famoso canadiense Justin
Bieber menos mal que Kenny estaba con migo.
Corrimos
lo mas rápido posible y entramos en el avión. No había mucha
gente, la necesaria además todos estaban dormidos o leyendo.
Nos
sentamos en zona Vip por ser famoso y encima nos atendieron de lujo.
El
viaje se me hizo corto y menos mal porque deseaba volverla a besar y
sentirla cerca mía, solo que una vez allí vendría la parte
difícil. Encontrar su casa.
Cogimos
las maletas y por desgracia una manada de paparazzis rodeaban la
salida. Kenny me señaló la salida de emergencias por la que nos
escabullimos y cogimos el primer taxi que pillamos. El conductor no
me reconoció, suerte.
Nos
preguntó el destino y entonces recordé que una de las veces en las
que estuvimos juntos Claudia me dijo el nombre de su escuela de
baile. Buscó aquella escuela por el GPS y por fin la encontramos.
-La
parada de taxi mas cercana se encuentra a cien metros de la academia,
si quieren que los deje en la misma puerta tendrán que pagar cinco
euros más.
Nos
miramos y afirmamos.
Tardamos
un poco en llegar, el sitio era bonito, no como yo lo había
imaginado.
Cuando
llegamos vimos que estaba abierta, hoy el día me salía redondo.
Kenny
pagó al taxista y cogió las maletas. Entramos juntos y me puse la
gorra ocultándome la cara. Kenny se acercó al mostrador donde había
una chica de la edad aproximada a la de Claudia que mascaba chicle.
-Hola
venía buscando a Claudia- dijo Kenny mostrándole la foto que tenía
en el twitter.
La
chica miró a Kenny sorprendida y después a mi, pareció no
reconocerme.
-¿Para
que?- dijo algo borde, sus encantos se perdieron, entonces me fijé
bien y vi que era una de las chicas que bailaba en la coreografía de
la calle.
-Estamos
buscándola porque ha ganado un concurso para ir al concierto de
Riannah en directo- dijo mientras sacaba unos papeles que habíamos
conseguido antes de salir.
La
chica los miró de reojo y una visión rápida y sacó de su mochila
el movil.
-Mire
estamos aquí- dijo mostrando un mapa -tenéis que llegar hasta aquí-
dijo señalando otra parte de la ciudad.
-No
parece muy lejos ¿no?- preguntó Kenny.
-No
a solo tres calles de aquí- dijo sonriente.
-Gracias
señorita, un placer- dijo Kenny dándose la vuelta.
Me
miró y con una señal de “Ok” salimos de aquel local.
Miramos
todas las calles era el número cuatro, vivía en un piso.
(Claudia)
Me
desperté con lo rayos de sol atravesando la ventana del desván,
vivir en la última planta tenía sus cosas buenas, aquel desván me
traía buenos recuerdos.
Llevaba
la misma ropa, me habría quedado dormida. Las vacaciones del segundo
trimestre habían comenzado y no fui a por mis notas.
Mis
padres habían comenzado el trabajo y ya no estaban en casa, una vez
mas sola hasta tarde.
Bajé
de aquel cuartito y me dirigí al baño donde me duché y me aseé
para recoger el boletín.
Me
puse esto:
Y
esperé a las doce que es cuando habrían el instituto.
Desayuné
algo rápido, una naranja y un bizcochito tierno.
Me
senté en el sofá y cogí mi movil.
Tenía
tres llamadas perdidas de Jorsh, de aquel gran hijo de …
De
repente escuché el telefonillo y fui a ver quien era. Espero no
tener malas visitas.
Descolgué.
-¿Quién
es?- pregunté.
-¡Correo!-
se escuchaba una voz algo grave.
Pulsé
el botón para abrir y volví a colgar.
Me
tumbé en el sillón y saqué mi laca de uñas rosa palo que tanto me
gustaba.
Empecé
a pintarme cuando llamaron al timbre. ¿Y ahora? Espero que no fuese
otra vez el chico pesado del cuarto.
Abrí
sin mirar a la mirilla y vi a un negro gordote en frente mía.
Primero me asusté pero después lo reconocí.
Era
Kenny el guardaespaldas personas de Justin y es que me había leído
toda su biografía.
Sonreí
y lo saludé.
-Hola
Kenny- dije sin ninguna duda ya que no me sorprendía ver a otro
personaje mas de la vida de Justin.
El
me sonrió y pasó dentro.
-¿Están
tus padres?- preguntó serio.
-No
están trabajando, a saber cuando llegan...-dije sería. Parecía que
ocultaba algo o alguien en su espalda.
-¿Que
haces aquí?- dije sin rodeos.
-Fácil
traigo un paquete frágil del señorito canadiense para la chica de
sus sueño- dijo sonriente.
-A
¿si? ¿frágil? No te veo con nada en las mano- dije dudosa.
Kenny
sonrió y se apartó dejando ver el rostro de aquel chico del que me
enamoré.
-Bueno
eso de frágil...-dijo Justin mientras simulaba golpear el cuerpo del
guardaespaldas.
¿Que
hacía aquí? ¿Cómo sabía donde vivía? Miles de preguntas
recorrieron mi cabeza, pero entonces me di cuenta que lo único que
me importaba era abrazarle.
Me
acerqué lentamente a el para tocarlo y comprobar que no era uno de
esos muchos sueños que había tenido. Le toque, el estaba aquí
¿como es posible?
-Te dije que volvería pronto- dijo abrazándome.
-Te dije que volvería pronto- dijo abrazándome.
Sonreí
aun sin creérmelo y lo abracé. Sentí como el olor de su colonia
penetraba en mi nariz impidiendo respirar otra cosa que ese perfume.
Me
separé de el y le hice una señal a Kenny para que se girase. El
aceptó y rápidamente besé los labios de Justin.
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