jueves, 17 de enero de 2013

Capítulo 42.


(Justin)
Besó mis labios, por fin sentía otra vez el calor de su boca en la mía. Le seguí el beso sensualmente y se separó.
-Tengo que hablar con tigo- dijo Claudia un poco triste.
Miré a Kenny y entendió mi petición. Salió de su casa y se fue hasta que le volviese a avisar.
Me invitó a sentarme en un sillón de color beige muy bonito. Me acerqué a ella y me sonrió.
-Justin... Mi novio me ha estado engañando mientras he estado en Barcelona- dijo algo triste.
La verdad es que no me entristecí, mas bien me alegre de saberlo, ya estaba claro que sería mía.
-Bueno tan poco es tan malo... Ya sabes tu y yo también hemos estado juntos en este tiempo- dije sonriendo.
Me miro algo dolida y culpable por lo que había echo.
-Es verdad, solo que me ha engañado con mi mejor amiga- dijo soltando una lágrima de su rostro.
Me levanté y me puse frente a ella. Me acerqué despacio a su cara y le acaricié la mejilla.
-Mas vale una sonrisa triste, que la tristeza de no verte sonreír- dije levantando despacio su cara y haciendo que me mirase.
Soltó una pequeña risita, lo suficiente para hacerme sonreír de nuevo.
Me senté a su lado otra vez y le abracé.
-No dejes nunca de sonreír ¿vale?- dije sujetando sus manos.
-Vale, por cierto... ¿Donde te vas a instalar?-preguntó sonriendo.
¡Mierda no había caído en eso!
Ella sonrió al verme la cara de sorpresa que puse.
-Tengo un desván si me ayudas a ordenarlo puedo hacer de el una pequeña habitación para el señor- ya una habitación pero ¿y sus padres?
-Y por mis padres no te preocupes que no llegan hasta las nueve, cuando lleguen se lo explicaré y punto- dijo antes de hacerle la misma cuestión.
Acepté y sonreí, pero de pronto sonó mi movil.
Lo miré, mi madre.
-¿Preparada?- le dije a Claudia.
-¿Qu...?- no le dio tiempo a terminar cuando un ¡JUUUUUUUUUUUUSTIIIIIIIIIIIIN! Furioso salió del movil.
Claudia se tapo la boca para no reírse.
-Dime mama- dije tranquilamente, ya que al lado de Claudia todo era perfecto y tranquilo, me daba igual la bronca que me echaran estando a su lado todo me importaba una mierda.
-¿Como que dime? Pero tu sabes la locura que has echo, si te hubiera pasado algo no me lo perdonaría en la vida, eres tonto o que te pasa, hijo... Cojo el próximo avión a Sevilla, no eres normal tu en...-dijo mi madre intentado tranquilizarse.
-Mama, tranquila. No me ha pasado nada, estoy bien me acompañó Kenny...-dije.
-¡Kenny! Hablaré con el y me pensaré si echarlo- dijo seria.
-No, no el contrato lo firmó para mi en todo caso lo echaría yo mama- dije haciéndome el gracioso.
-Ah muy gracioso, si estuviera aquí tu abuelo, quien te cogiera... Llegaré allí sobre las ocho, no vallas a hace mas locuras- dijo.
-Vale mama, está bien me portaré correctamente- dije mientras sonreía a Claudia, la que prestaba atención a la conversación.
Colgamos y me reí.
-Te van a matar- dijo Claudia riendo con migo.
-No lo creo- dije seguro.
-Si no te mato yo antes- dijo saltando encima mía y haciéndome cosquillas.
Me empecé a reír -No por favor, para- seguía riéndome.
Ella se levantó y sacándome la lengua salió corriendo.
Salí detrás de ella casi pisándole los talones, el caso es que corría bastante.
Subimos hasta el desván donde entraba un poco de luz.
Me paré y lo miré fijamente, ¿de que me sonaba?
Entramos de la mano y nos sentamos en la cama.
-Está bien- dije satisfecho.
-Hombre mejor que un hotelucho de por aquí- dijo Claudia.
Se levantó y empezó a ordenar un poco aquello. Le ayude y al cabo de unas horas estaba todo montado.
Bajamos y tomamos un aperitivo.

Capítulo 41.



Le escribí una nota a mama explicándoselo y después me marché dejando atrás la habitación y entregando mis llaves de cuarto en la entrada.
Kenny estaba esperándome en la puerta con un coche negro y cuando me vio salió a ayudarme con las maletas.
Le expliqué por el camino lo que tenía pensado y me dijo que tenía un plan.
Bajamos del coche y corrimos al aeropuerto. El primer avión con destino a Sevilla salía en tres cuartos de hora.
Compramos el billete solo de ida y después nos metimos en la aduana. Un montón de chicas se me acercaron para ver si era el famoso canadiense Justin Bieber menos mal que Kenny estaba con migo.
Corrimos lo mas rápido posible y entramos en el avión. No había mucha gente, la necesaria además todos estaban dormidos o leyendo.
Nos sentamos en zona Vip por ser famoso y encima nos atendieron de lujo.
El viaje se me hizo corto y menos mal porque deseaba volverla a besar y sentirla cerca mía, solo que una vez allí vendría la parte difícil. Encontrar su casa.
Cogimos las maletas y por desgracia una manada de paparazzis rodeaban la salida. Kenny me señaló la salida de emergencias por la que nos escabullimos y cogimos el primer taxi que pillamos. El conductor no me reconoció, suerte.
Nos preguntó el destino y entonces recordé que una de las veces en las que estuvimos juntos Claudia me dijo el nombre de su escuela de baile. Buscó aquella escuela por el GPS y por fin la encontramos.
-La parada de taxi mas cercana se encuentra a cien metros de la academia, si quieren que los deje en la misma puerta tendrán que pagar cinco euros más.
Nos miramos y afirmamos.
Tardamos un poco en llegar, el sitio era bonito, no como yo lo había imaginado.
Cuando llegamos vimos que estaba abierta, hoy el día me salía redondo.
Kenny pagó al taxista y cogió las maletas. Entramos juntos y me puse la gorra ocultándome la cara. Kenny se acercó al mostrador donde había una chica de la edad aproximada a la de Claudia que mascaba chicle.
-Hola venía buscando a Claudia- dijo Kenny mostrándole la foto que tenía en el twitter.
La chica miró a Kenny sorprendida y después a mi, pareció no reconocerme.
-¿Para que?- dijo algo borde, sus encantos se perdieron, entonces me fijé bien y vi que era una de las chicas que bailaba en la coreografía de la calle.
-Estamos buscándola porque ha ganado un concurso para ir al concierto de Riannah en directo- dijo mientras sacaba unos papeles que habíamos conseguido antes de salir.
La chica los miró de reojo y una visión rápida y sacó de su mochila el movil.
-Mire estamos aquí- dijo mostrando un mapa -tenéis que llegar hasta aquí- dijo señalando otra parte de la ciudad.
-No parece muy lejos ¿no?- preguntó Kenny.
-No a solo tres calles de aquí- dijo sonriente.
-Gracias señorita, un placer- dijo Kenny dándose la vuelta.
Me miró y con una señal de “Ok” salimos de aquel local.
Miramos todas las calles era el número cuatro, vivía en un piso.
(Claudia)
Me desperté con lo rayos de sol atravesando la ventana del desván, vivir en la última planta tenía sus cosas buenas, aquel desván me traía buenos recuerdos.
Llevaba la misma ropa, me habría quedado dormida. Las vacaciones del segundo trimestre habían comenzado y no fui a por mis notas.
Mis padres habían comenzado el trabajo y ya no estaban en casa, una vez mas sola hasta tarde.
Bajé de aquel cuartito y me dirigí al baño donde me duché y me aseé para recoger el boletín.
Me puse esto:


Y esperé a las doce que es cuando habrían el instituto.
Desayuné algo rápido, una naranja y un bizcochito tierno.
Me senté en el sofá y cogí mi movil.
Tenía tres llamadas perdidas de Jorsh, de aquel gran hijo de …
De repente escuché el telefonillo y fui a ver quien era. Espero no tener malas visitas.
Descolgué.
-¿Quién es?- pregunté.
-¡Correo!- se escuchaba una voz algo grave.
Pulsé el botón para abrir y volví a colgar.
Me tumbé en el sillón y saqué mi laca de uñas rosa palo que tanto me gustaba.
Empecé a pintarme cuando llamaron al timbre. ¿Y ahora? Espero que no fuese otra vez el chico pesado del cuarto.
Abrí sin mirar a la mirilla y vi a un negro gordote en frente mía. Primero me asusté pero después lo reconocí.
Era Kenny el guardaespaldas personas de Justin y es que me había leído toda su biografía.
Sonreí y lo saludé.
-Hola Kenny- dije sin ninguna duda ya que no me sorprendía ver a otro personaje mas de la vida de Justin.
El me sonrió y pasó dentro.
-¿Están tus padres?- preguntó serio.
-No están trabajando, a saber cuando llegan...-dije sería. Parecía que ocultaba algo o alguien en su espalda.
-¿Que haces aquí?- dije sin rodeos.
-Fácil traigo un paquete frágil del señorito canadiense para la chica de sus sueño- dijo sonriente.
-A ¿si? ¿frágil? No te veo con nada en las mano- dije dudosa.
Kenny sonrió y se apartó dejando ver el rostro de aquel chico del que me enamoré.
-Bueno eso de frágil...-dijo Justin mientras simulaba golpear el cuerpo del guardaespaldas.
¿Que hacía aquí? ¿Cómo sabía donde vivía? Miles de preguntas recorrieron mi cabeza, pero entonces me di cuenta que lo único que me importaba era abrazarle.
Me acerqué lentamente a el para tocarlo y comprobar que no era uno de esos muchos sueños que había tenido. Le toque, el estaba aquí ¿como es posible?
-Te dije que volvería pronto- dijo abrazándome.
Sonreí aun sin creérmelo y lo abracé. Sentí como el olor de su colonia penetraba en mi nariz impidiendo respirar otra cosa que ese perfume.
Me separé de el y le hice una señal a Kenny para que se girase. El aceptó y rápidamente besé los labios de Justin.

miércoles, 16 de enero de 2013

Capítulo 40.


(Durante la ausencia de Claudia)
-¡Ey Jorsh! Tenemos una fiesta en mi casa ¿vienes?- dijo Clara.
-Claro, ¿a que hora es?- preguntó Jorsh.
-A las siete, no faltes en- dijo esta sonriendo.
A Jorsh se le pasó el tiempo volando y por fin llegó la fiesta.
Entró a casa de Clara, muchos bailarines, pero ninguno conocido, ponche, bebidas y confeti por todos lados. Buscó con la mirada a Clara pero no la encontró.
De repente alguien subió a su espalda y se rió.
-¡Has venido!-dijo Clara sonriendo.
-Si aquí estoy- dijo.
Tras hablar durante largas horas empezaron con las canciones lentas.
Y Jorsh y Clara no se les ocurrió otra cosa que bailar juntos.
-¿Bailamos?- dijo Clara.
-Vamos-dijo Jorsh.
Los dos juntos de la mano salieron a la pista de baile (el salón de la casa) y empezaron a mover sus cuerpos lentamente mientras sonaba una de esas baladas tan bonitas de Alicia Keys. Clara miraba los ojos de Jorsh. Era un chico guapísimo y encantador, le había gustado siempre pero era el novio de su mejor amiga y no podía hacer nada. Pero tenerlo hay delante era irresistible a sus tentaciones. Jorsh se acercó suavemente a su mejilla y después subió a su oído.
Le susurró algo que mas tarde pasó a ser un pequeño gesto de asombro.
Clara le sonrió pícaramente y depositó sus blanditos labios en los de aquel chico.
(Claudia)
Miré el movil y más tarde la carta ¿que hacía?
Buscó en la lista de contactos por la J y apareció Jorsh.
Pulsó para llamar. Unos cuantos pitidos y por fin descolgó su movil.
-Hola ¿quien es?- se escuchó la voz de una chica.
-Soy Clara ¿y tu?- dijo la voz de su “supuesta” mejor amiga tras el movil. ¿Desde cuando Jorsh y Clara eran tan amigos como para contestar?
-Soy una amiga de Jorsh- mentí -solo quería saber como os iba- dije para saber si habían echo algo juntos.
-Pues muy bien, cuando vea a Claudia le dirá que se ha enamorado de otra chica y cuando pase un tiempo y Claudia se olvide de el le diremos que estamos juntos- por un momento me quedé paralizada con el movil aún pegado a la oreja y de fondo esa frase repitiéndose una y otra vez en mi interior. Solo quería morirme, pero me lo merecía, yo había echo lo mismo.
-¿Hola? ¿Hay alguien?- se escuchaba en la otra línea.
Miré el movil y colgué sin decir nada.
(Justin)
Me desperté temprano lo raro es que esa noche no había soñado con Claudia. ¿Y si ahora que la había conocido no volvería a soñar con ella? ¿Y si ya el mundo no me diera mas oportunidades y no la volviese a ver mas? Muchas preguntas resonaban en mi cabeza, no podía parar de pensar en ella, su sonrisa, su pelo, todo.
Me levanté y encendí el movil, me sorprendí bastante al ver que mis seguidores no paraban de seguir unos tras otros y mas. Sonó un pequeño ¡TIC! Anunciándome que tenía un mensaje directo. Lo abrí y para mas sorpresa vi que era de ClaudiaBelieberForEver, aquel nombre me hizo reír muchísimo.
Lo abrí y leí.
Hola Justin he llegado muy bien, aunque ya te echo de menos. No se como hacer para no estar a tu lado en estos días. Espero verte pronto, te quiere mucho. La chica de tus sueño.
Parecía que se había pasado y los caracteres no daban a mas.
Sonreí pero a la vez noté una sensación de tristeza y una ridícula pero atrevida idea.
Todavía tenía dos semanas mas de vacaciones y con que otra persona podría aprovecharlas sino. Se que mi madre no me dejaría pero tenía que conseguirlo.
Mi avión a Madrid salía a las ocho de la tarde pero quizás un cambio de destino no vendría mal.
Mi madre aún dormía y tenía tiempo a preparar las cosas.
Cogí toda la ropa que pude y la metí en la maleta. Zapatos y un neceser con cosas en otra maleta mas pequeña. Fui al baño y corriendo me bañé.
Era una locura pero tenía que verla, pasar tiempo a su lado y sobre todo no volverla a perder.
Me salí del baño me sequé veloz y me vestí. Lo peor de todo esto era que no me reconocieran.
Llamé a uno de mis mejores amigos, Kenny Hamilton que por supuesto me ayudó.

Capítulo 39.


(Justin)
En el camino de vuelta al hotel fue muy largo, pensar que ya la había perdido...
Cuando llegué al hotel me di una ducha y me tumbé a ver la tele, estaba aburrido y triste. Cada minuto miraba el movil para ver su foto, pero así lo único que conseguía era ponerme peor y decidí dormir.
Me tumbé en la cama sin despedirme de mi madre y cerré los ojos.
Al cabo de los minutos vi encenderse la luz.
-Justin hijo- dijo mi madre mientras se sentaba en la cama.
-Justin no te puedes llevar toda la vida así, Claudia era una persona maravillosa pero tu tienes otra vida, vivimos en otro país...-dijo ella.
-Ya verás como tarde o temprano el destino os dará otra oportunidad de veros- dijo sonriendo.
-Pero eso cuando va a ser ¿cuando me olvide de su nombre? ¿cuando ya no sepa quién es?- dije enfadado.
-Yo no puedo vivir sin ella mama, estoy enamorado y esto es de verdad- dije eufórico.
Ella se sorprendió.
-¿Estás enamorado? No me he dado cuenta del amor de mi hijo, pero que tonta he sido- dijo apenada.
Me volví a tumbar y cerré los ojos. Escuché como mi madre salía de la habitación sin dejar rastro y yo por fin me quedé dormido.
(Claudia)
El viaje fue eterno. No me podía quedar dormida y encima un niño chico no paraba de dar patadas en mi sillón.
Mis padres se quedaron fritos y yo no sabía que hacer. De repente el niño dio una patada muy fuerte y me cabreé.
Me gire y le miré.
-¿Puedes parar de darme patadas por favor?- miré al niño fijamente ¿de que me sonaba?- me hizo una burla y siguió.
Emití un gemido malhumorado y después mire para que el padre le dijese algo pero no era el padre quien estaba si no aquel chico rubio, otra vez.
Me miró y luego miró a su hermano.
-Para de dar patadas de una vez Manuel, lo siento mi hermano está aburrido- dijo sonriéndome.
-No pasa nada- dije un poco confusa, demasiados encuentros diría yo.
Me volví a sentar y cerré los ojos, no pasaron mas de tres minutos cuando el avión empezó a aterrizar. Ahora que había conseguido dormirme y me despiertan.
Miré a mis padres los que se estaban quitando ya su cinturón.
Me levanté a la misma paz que ellos y salimos en orden.
El chico rubio venía detrás miá y yo intentaba acelerar para salir de aquí, no me podía creer que estuviese en Sevilla, me lo encontraría mas veces...
Salimos de allí y fuimos a esperar las maletas. Vi como salía la mía a lo lejos y fui a por ella. Mi mano se depositó en el mango a la misma vez que la del chico.
Le miré. Que hacía cogiendo mi maleta.
-Perdona esta es mi maleta dijo señalando una pegatina amarilla de una estrella.
-Valla lo siento, es igual que la mía- dije apartándome.
Sonrió y se alejó con su maleta. Esperé a que la mía llegase y cuando por fin la vi corrí a por ella.
Mis padres que ya tenía las suyas me llamaban para irnos pronto.
El coche llevaba en el parking del aeropuerto desde hacía días y estaba bastante sucio.
Tardamos un rato en llegar a casa por el tráfico pero al fin pisé mi suelo.
Subí corriendo a mi cuarto y me tumbé en la cama. Cerré los ojos y pensé en aquel viaje a Barcelona, el mejor viaje de mi vida.
Miré corriendo el movil y vi que Justin al fin me seguía, decidí mandarle un mensaje directo por twitter y después empezaría a sacar la ropa de mi maleta.
Sacaba prenda a prenda, cada una con su historia. Cada vez que sacaba cada conjunto me acordaba de el momento y lo sucedido. Al sacar el conjunto de la discoteca se me saltaron las lágrimas. Todavía olía a el, mi primer abrazo con Justin.
Recogí todo y llevé la maleta al desván. De repente vi como una carta salía del bolsillo pequeño. La cogí y la miré.
-Jurame que no harás nada cuando yo me valla por favor princesa...
Se me había olvidado abrirla, con todo el lío de cosas.
La abrí corriendo y leí.
Hola princesa...
Pues decirte que te voy a echar mucho de menos mientras estés aquí pero que no pienso hacer nada malo y espero que tu tampoco.
Me quedé mirando aquel, espero que tu tampoco, y se me escapó una lágrima. Le había estado engañando.
Disfruta de estos días y que sepas que te quiero muchísimo mi vida.
Pdt: para todas las mañanas ¡Buenos días princesa!
Solté la carta en la cama y me senté al lado. No lo había ni llamado.

Capítulo 38.


(Claudia)
Corrió detrás mía por un trozo del parque y para reírme un rato hice que me caía.
Me tiré al suelo y empece a “llorar”.
Se acercó corriendo y empezó a agitarme.
-¡Claudia! ¡Claudia! ¿Estas bien?- gritaba.
Le cogí de la chaqueta y tiré de el al suelo.
-Si flojo estoy bien- dije riéndome.
Me sonrío y tiro de mi hasta caer en su abdomen.
Me abrazó y con las manos agitó mi pelo y lo enredó.
-No, para, para- dije riéndome.
Me soltó y me incorporé.
El empezó a reírse.
-¿Que?- dije.
-Que guapa estás chica afro- dijo riéndose mas aún.
-Para ya, no es justo, eres tonto- dije poniéndome bien el pelo.
Me soltó y sonrió.
Nos tumbamos sobre la hierba y miramos las nubes. Había de diferentes manera y cada una se parecía a algo diferente.
-Mira esa tiene forma de conejo- dije sonriendo.
El me miró y se acercó a mi.
-Y esa forma de corazón- dijo mirando al cielo.
Miré la nube y después le miré a el. Me acerqué poco a poco a sus labios.
Pero que haces Claudia contrólate. Intentaba controlarme pero mi corazón decidió otro camino.
Nuestras bocas se juntaron nuevamente conectando los labios de tal manera que su lengua penetraba en mi boca perfectamente.
Me aparté pero no sonreí. Justin me levantó la barbilla sonriente.
-¿Que te pasa princesa?- preguntó.
-Justin, ¿y mi novio que? Yo no puedo seguir haciendo esto- dije triste.
-Claudia, eres la chica de mis sueño, no estropees este momento por favor, solo me faltan horas para no verte mas, y me va a costar trabajo despedirme de lo que mas quiero- dijo bajando la cabeza.
Me acerqué y lo volví a besar.
-Te quiero ídolo-dije sonriendo.
El me abrazó contra su pecho y me acarició la cabeza.
(Justin)
Estuvimos juntos toda la mañana, hasta que sus padres la llamaron porque se tenían que marchar de Barcelona.
-Te acompañaré al aeropuerto- dije sonriendo.
-No, como te vean van a empezar a seguirte, además no llevas ni guardaespaldas ni nada- dijo preocupada.
-No me va a pasar nada, tranquila- dije.
Le agarré de la mano y caminamos hacia la parada de taxis, nos montamos en uno y fuimos al aeropuerto. Allí estaban sus padres y mi madre. Le miré algo sorprendido pero a la vez aliviado ya que si ella estaba allí los paparazzis no me perseguirían.
Claudia corrió a abrazar a sus padres y después saludó a mi madre. Cargó con una maleta rosa y su bolso.
-Bueno, esto es una despedida- dijo mi madre.
-Si, pero espero volver a veros pronto en...-dijo la madre de Claudia.
-Por cierto Justin, haber si te enrollas un día y te pasas por Sevilla para tocar algunas canciones sobre mi guitarra ¿que te parece?- dijo el padre de Claudia.
-Eso está echo- dije chocándole la mano. Miré a Claudia un poco apenado y me acerqué.
-Estos necesitan un tiempecito para despedirse- dijo mi madre.
(Claudia)
Mi padre cargó mi maleta y la llevó a aquella cinta que desde pequeña me hubiera gustado montar. Desde allí no nos veían.
-Adiós Claudia, ten un buen viaje, y no te preocupes que Justin y tu os veréis mas veces- dijo Pattie dándome dos besos.
-Justin te esperó allí fuera, no tardes- dijo sonriéndole a su hijo.
Justin le despidió al igual que yo y se giró. Me empecé a poner nerviosa, no quería irme.
De repente un montón de lágrimas recorrieron mis mejillas sin parar y me puse a llorar como una magdalena.
-No, no vallas a ponerlo mas difícil princesa- dijo Justin abrazándome.
-Yo no quiero perderte Justin- dije agarrándome muy fuerte a su chaqueta.
-Tranquila, sera por poco tiempo, además allí tienes tus amigos, tu familia y no olvides que Jorsh sigue allí- dijo para animarme.
-Pero yo quiero estar con tigo Justin, eres el chico de mis sueños- dije sujetándolo.
-Claudia, te quiero, pero ahora debes marcharte y continuar tu vida, yo también estoy mal pero seguro que lo superaremos, además ya te sigo en twitter ¿ves?- dijo mostrándome su movil.
-Y además, nuestros padres tienen los números de los móviles y tu tienes mi número- dijo sonriendo.
-No será lo mismo- dije triste.
-Lo estás poniendo muy difícil en princesita- dijo abrazándome.
Me acerqué mucho mucho a el y le sonreí.
-Ahora estoy mejor- dije.
El se acercó y me dio un suave beso en los labios.
-Te quiero Claudita- dijo sin parar de mirar mis ojos.
-Y yo Justin, y yo- dije separándome.
-No te olvides de llamarme cuando llegues a Sevilla, y por cierto, cuida mi gorra- dijo sonriendo.
-Eso está echo- dije.
Me dio un último abrazo y después me fui.
Cuando me giré ya no estaba, lo había perdido, ya no era mío.
Seguí mi camino algo triste y me metí en el avión con mis padres.

Capítulo 37.


(Justin)
Como el parque era enorme y no la iba a encontrar, decidí esconderme cerca de la casa y salir detrás de ella.
Esperé allí unos largos diez minutos hasta que la vi salir con una mochila. Se dirigía rápidamente a la estación de tren.
La seguí con un espacio de unos cinco metros y sigiloso.
Saqué algo de dinero y me compré un billete para el tren.
Corrí detrás de ella esquivando a la gente.
Me metí por otra puerta del tren para no cruzarmela, Me tapé un poco con la capucha para que no me reconocieran y esperé a mi parada.
Todo el mundo empezó a salir y yo intenté no perderle de vista.
Pasé por un grupo de turistas y vi que la tenía al lado, se giró y rápidamente me puse tras un señor gordo que comía pipas.
Estuve a punto de ser descubierto.
Me apresuré de nuevo tras ella y salimos por fin de la estación.
Nos encaminamos al parque.
Todo era precioso y por ahora no me había reconocido nadie.
Empezó a acelerar la marcha y yo a la vez. Entró al parque y se sentó en un banco cerca de una preciosa fuente. Di la vuelta para sorprenderla, pero para no ser tan descarado esperé diez minutos para salir.
(Claudia)
Esperé allí sentada, ya habían pasado cinco minutos, esto se me haría eterno, haber porque no le dije un sitio concreto. Me gusta lo difícil pero tampoco tanto. Que tonta soy.
Saqué el movil y vi si Jorsh me había hablado o algo. Pero nada de nada.
Me levanté para estirar las piernas cuando un chico se chocó con migo y me tiró al suelo.
-¡Eh mas cuidado!- grité sacudiéndome.
-Lo siento- dijo el chico levantándome.
Miré hacia arriba y lo vi. Era el chico del avión. Con su pelo rubio y esos ojos hipnotizadores.
-Espera tu eres la chica del avión ¿verdad?- dijo el sonriendo.
-Si, siento hablarte así yo...-dije nerviosa.
-No pasa nada, tranquila- dijo volviendo a sonreír.
-¡Vamos Mickelo!- gritó una chica muy mona vestida de chándal.
-Bueno me tengo que ir, lo siento otra vez- dijo.
-Adiós- dije.
Se despidió con la mano y se alejó corriendo de allí.
Me volví a sentar en el banco y crucé las piernas. Espero que no le falte mucho, pensé.
(Justin)
Me quedé allí observando la situación. Parecía que se conocían. Por un momento sentí una especie de remordimiento y un impulso horrible de acercarme y llevármela, la quería para mi SOLO.
Pero una voz le salvó y se marchó corriendo dejando a mi chica sola.
Me acerqué cuidadosamente y le tapé los ojos.
Me acerqué a su oído y le susurré.
-Tu eres aquella chica de la playa a la que le encantaba mojar sus pies en el agua- dije sonriendo.
Noté como sonreía.
-Justin- dijo con una voz melancólica que llenaba mis oídos de dulzura.
Le quité las manos y le sonreí.
-Muy bien princesa ¿donde vamos hoy?-dije tendiéndole la mano.
Se quedó pensativa y después se puso de pie.
-Tu sígueme- dijo ella sonriendo.
-Muy bien como ordene la señora- dije.
Corrimos hacia una caseta con muchas bicis y cogimos una doble.
Me empecé a reír.
-¿Enserio? Vas a sufrir, voy a pedalear muy fuerte- dije.
-A ver si el que se va a cansar eres tú- dijo acercándose a mi, que casi podía saborear su boca. Y a continuación se alejó y montó en la bici.
Estuvimos pedaleando por el parque, ya empezaba a cansarme y necesitaba descansar.
-Vale, vale, ganas tu princesa- dije agotado.
Ella miró hacia tras y sonrió.
-Lo sabía- dijo en voz baja.
-¿Que?- pregunté.
-Que lo sabía- dijo gritando.
Se bajó de la bici y me hizo burlas.
-Eres un flojo- sonrió.
-¿Perdona?- dije bajándome y aparcando la bici.
-Ya lo has oído FLOJO- dijo marcando cada sílaba de la palabra.
-Muy bien- miré para abajo y cuando menos se lo esperaba salí a correr tras ella.