martes, 29 de octubre de 2013

Capítulo 44.

(Justin)
No me lo podía creer. Estaba aquí y era tan raro. No había dejado de pensar en Claudia durante todo este tiempo, ni un instante, todo era Claudia, Claudia, Claudia…
¿Pero por qué aquí? ¿Por qué tenía que ser hoy? ¿En mi cumpleaños? Maldito destino…
-¡Ey Justin estás desconcentrado!- miré a Jessi descontentó y me aparté de su lado.
-Eh… ¿Qué te pasa hoy?
-Dios Jessy te deberían poner un bozal, no paras de hablar- se calló. Me giré y le miré con compasión.
-Lo siento es que me he encontrado con…
-Déjalo primito, ya hablamos cuando te encuentres mejor ¿vale? Sigue ensayando ese discurso porque si lo lees así te van a matar- suspiré y asentí.
-Lo siento- sonrió y se marchó de la habitación del hotel. Caminé ignorando el discurso y me asomé a la ventana, a 34 habitaciones de alto observé a personas diminutas andando de un lado a otro… Quería sentirme libre por un momento, como aquellas personas, poder hacer lo que me plazca por un segundo.
Suspiré y volví a cerrar la ventana. Faltaban un par de horas para el cumpleaños y… Espero que fuera inolvidable así que mejor empezar a hacer cosas.
Leí un par de veces más el discurso y lo guardé en la chaqueta que me pondría. Me duche y me vestí, tres cuartos de hora. Tardé un rato en colocarme el pelo y por último los zapatos. Me miré en el espejo, no me podía quejar. La verdad que desde que me pelé me veía más maduro, mas hombre y muchísimo más atractivo y guapo.
Alcé el bote de colonia y me rocié por todo el cuerpo. Listo. Caminé hasta el salón y tomé un chicle de menta, por si acaso… Y ahora solo me quedaba esperar a encontrarme con Claudia, la bella y preciosa Claudia. La intocable Claudia, la mandona de Claudia, la celosa de Claudia, la perfecta Claudia.
Caminé a la puerta y tras salir de la habitación cerré. Dejando atrás la negatividad me encaminé a la positividad, la mágica noche que me esperaba. La noche en la que cumpliría los diecinueve. Allá voy.
-¡Justin!- me giré y vi como la chica que acompañaba a Claudia esta mañana se acercaba a mí corriendo. Tenía buen cuerpo y si no recuerdo mal fue con la que le puso los cuernos su ex-novio.

-¿Si?
-Verás, se que Claudia está rara y muy capulla pero por favor intenta hablar con ella, se que podéis solucionarlo. Además… Claudia no para de hablar de ti desde que te ha visto esta mañana.
-¿Clara?- oímos desde el pasillo.
-Joder- me miró sonriendo y se fue alejando- ¡No pierdas esta oportunidad Bieber!- y se ocultó en la habitación.
Sonreí y pegué un saltito elevando el brazo. ¡Bien Justin! Ahora… No seas tan idiota y vuelve a enamorarla.





(Claudia)
Me miré al espejo unas cinco veces sin ningún motivo porque no pensaba seducir a nadie… Pero nunca va de más estar guapa.
-¿Dónde estabas?- dije mirando como Clara cerraba la puerta.
-Buscando a la señora de la limpieza para pedirle toallas limpias.
-Pero si acabamos de utilizarlas. Están más que limpias- le miré con las cejas arqueadas y seguí contemplando mi rostro en el espejo.
-La fiesta habrá empezado ya ¿vamos?
-¿Por qué te entusiasma tanto esa fiesta?
-Porque debe estar lleno de famosos.
-Si… Ya ves.
-Vamos quita esa cara de culo y vamos a mover estos culitos de divas que nos ha regalado el señor.
-Algunas veces me entran unas ganas de matarte…
-Que sádica.
-Vamos- dije tirándole del brazo. Caminamos cuidando cada paso por los tacones que llevábamos y al fin alcanzamos el ascensor.
El corazón comenzó a latirme con fuerza cuando escuché la música.
-¿Lista?- dijo Clara sonriendo maléficamente.
-Pf… Pues claro- intenté disimular mi nerviosismo y salimos a la intemperie.
Unas cincuenta personas, o más bailaban al ritmo de Best Song Ever, de One Direction, magnífica canción, magníficos chicos.
-¡Tía no me lo puedo creer!- gritó Clara señalando al infinito- ¡Me muero!- miré hacía donde señalaba y le vi, Harry Styles, el amor platónico de Clara.
-Me voy a morir, están aquí ¡Claudia que están aquí!- sonreí y le empujé.
-¡Corre a hablar con él!
-No, no que vergüenza.
-¿En serio?- noté como alguien me cogía por la cintura y me giré de inmediato, suponiendo lo que me iba a encontrar y… ¡BINGO!
-Hola chicas- se le dibujó aquella preciosa sonrisa en la cara.
-¡Hola Justin!- dijo Clara sin dejar de mirar donde se encontraba el señorito Styles.
-Ei…- dije un poco borde pero sin dejar de mirar su rostro, su cuerpo, su ropa…
-¿Buscas algo Clara?- ella se giró avergonzada y asintió- Harry Styles vuelve a triunfar- dijo sonriendo. Clara se sonrojó y me agarró del brazo.
-¡Harry!- gritó Justin. El pelocho se giró y nos miró sonriente, estaba precioso, es uno de los chicos más guapos que he visto en mi vida…
-¿Qué pasa Just? ¿Y estas chicas?- dijo mirándonos.
-Mira ella es Claudia y esta la encantadora Clara que da la casualidad que es directioner- Harry sonrió cómplice y se acercó a besarnos las mejillas.
-Encantado, supongo que me conocéis- Clara asintió nerviosa y se soltó de mi.
-Harry ¿y si sacas a bailar a Clara? Se le ve con ganas- Clara abrió los ojos de par en par mirando con odio a Justin, aunque después se lo agradecería.
-¿Me permite la señorita?- Clara sonrió incómoda y asintió. Mierda, ¿por qué me dejaban a solas con Bieber? Suspiré y le miré.
-¿Y?- dije.
-No sé yo le he hecho un favor a tu amiga y ahora… Voy a bailar ¿te animas?
-No bailo bien- se rió y negó.
-¿Crees que se me ha olvidado que eres bailarina? Venga anímate, ¡es mi cumpleaños!- puse los ojos en blanco y miré tras el donde había una chica que no paraba de  mirarnos.
-Mira parece que esa chica tiene muchas ganas de bailar, corre a molestarle un rato a ella- se encogió de hombros y se alejó de mi vista.

(Justin)
¿Quería estar sola? Pues adiós, no iba a pasarlo mal aunque mis ganas de girarme y bailar con ella eran inmensas, aunque tenía que aceptar que no era mía, al menos por ahora.
Caminé hasta donde estaba mi prima y me senté a su lado.
-¡Que tal!- gritó un poco, bastante, contenta. Menuda borracha.
-Bien, bien- dije sonriéndole. Me hizo una señal de “ok” con el dedo y se giró para seguir hablando con sus amigas.
Vi a lo lejos como Harry y Clara bailaban, demasiado pegadas… Que Harry. Sonreí y cambié la vista hacia Claudia que estaba asomada a la barandilla admirando la preciosa New York.

-¿Bonitas vistas verdad?- dije colocándome a su lado y mirando al frente.
-Sí, bastantes… Mi ciudad favorita, y estoy aquí, en ella.
-¿Por cuánto tiempo?- se giró y me miró.
-De momento hasta unos meses.
-¿Meses?- asintió y se rascó el brazo.
-He venido a estudiar.
-¿Y el hotel?
-No he encontrado aún una escuela de danza…
-Seguro que la encuentras.
-Lo sé- sonreí y miré de nuevo la ciudad.
-Te he echado de menos ¿sabes?- dije uniendo mis manos. No habló. Silencio.
-¿Crees que debo creerme eso después de lo que hiciste?
-Claudia…
-Te fuiste sin más. Me dejaste, te olvidaste de mí ¿por qué? No lo entiendo, yo te quería, nos queríamos o eso quiero creer…
-Claro que te quería, es más, te amaba.
-¿Y qué pasó?
-Que tuve miedo.
-¿Miedo? ¿De qué?
-De perderos.
-¿Perdernos?
-Amo cantar, amo la música, amo mi mundo… Pero también te amaba a ti. Si elegía entre ambas sabía que lo iba a pasar mal.
-Y elegiste lo que más querías.
-¡Claro que no!
-¿Entonces?- suspiré.
-¿Y si en algún momento me fallabas? ¿Lo dejábamos? ¿Qué pasaría? Mi historia se habría acabado, ni Justin Bieber, ni el novio de Claudia, ni nada…- de nuevo silencio. Me miró y de inmediato miró al suelo.
-¿Me querías?
-Nunca he dejado de hacerlo- sonrió y se abrazó a sí misma.

(Claudia)
No sé el porqué de esta situación. Ni de dónde ha salido esta cara de felicidad. No entiendo porque tiene que hablar así, y no digo que lo haga mal, al contrario, lo hace demasiado bien.
-¿Tienes frío?- preguntó con intención de quitarse la chaqueta.
-No, no tranquilo- se la terminó de quitar y me la pasó por los hombros- gracias pero no hacía falta.
-¿A no?- sonreí y me giré mirando a la gente. Clara y Harry tomaban una copa en la barra libre, parecían animados.
-Parecen que se llevan bien…- asentí y le miré, estaba de perfil. Un perfil extraordinario…
-¿Qué?- dijo sonriendo.
-Estás más…
-¿Cambiado?
-Más maduro.
-Se madura con los daños no con los años- miré al suelo y noté como me levantaba la barbilla.
-¿Por qué no me llamaste?
-Porque sabía que no ibas a volver.
-Ni lo intentaste…
-Tuve miedo- sonrió irónico mirando al suelo y se cruzó la pierna sobre la otra.
-Pero pasó.
-Pasó- repetí.

-Muy bien Justin es hora de que salgas y nos digas lo que tanto llevas preparando- escuchamos de pronto. Nos giramos y vimos a una chica alta, morena y algo borracha. Justin me miró una última vez y se alejó entre la multitud.
-Hola… Gracias por venir, espero que lo estéis pasando bien- me acerqué al escenario improvisado e intenté ver más allá de las cabezas.
-Tenía preparado un pequeño discurso de agradecimiento pero no lo voy a leer- arrojó el papel a una esquina del escenario y se sentó en una silla- prefiero cantar una canción, espero que mi prima no me mate después de esto, le ha costado un poco el discurso- sonrió y cogió el micrófono.
Me acerqué un poco más, con cuidado de no tropezar, casi estuve en primera fila… Miré a Justin y el a mí. All The Matters, si la había escuchado.
La historia encajaba medianamente con lo que había pasado entre nosotros. El problema era, ¿por qué?
Canté por encima de su voz, no era muy larga y terminó pronto. Todo el mundo aplaudió pero no yo. Una lágrima recorrió mi mejilla y calló sobre mi mano. Justin se levantó y me miró. Bajó lo más rápido que pudo del escenario e intentó acercarse a mí.
Me giré y rápidamente salí de aquella bulla. No quería hablar de nada con él, mas bien no podía.
Me descalcé cuando llegué al pasillo y caminé por él un poco más calmada, ni siquiera avisé a Clara de que me había ido.
-¡Claudia!- me giré y le vi. Venía hacía mi corriendo.
-¿Por qué? ¿Por qué lloras? Debería llorar yo ¿no crees? Te quiero, Claudia, te quiero ¡NUNCA he querido mas a nadie!- le miré sin dejar de llorar, me podía él, y me podía yo.
Seguí caminando sin mirar atrás cuando note como me agarraban.
-¿Vas a seguir huyendo?
-Hasta que me olvides.
-Ese es el problema, que nunca te voy a olvidar- me solté de él y abrí la habitación. Entré y el detrás de mí.
-Y tu…- cerró- ¿me has olvidado?- solté la tarjeta sobre la mesa y me giré malhumorada.
-¡Como quieres que te olvide si apareces continuamente en mi vida! ¡Mi madre! ¡Mi padre! Me hablando de ti continuamente, todo el tiempo. Sales en la radio, mis amigas hablan de ti, tengo que bailar tus canciones, todo está igual que antes, el problema es que ya no te tengo- se silenció de nuevo todo.
-No he vuelto a soñar contigo…- dije- Estuve todo el verano pensando en ti, no salías de mi cabeza. Te veía tan felíz por la televisión, tan contento por twitter…
-Me dejaste de seguir.
-Eso no quiere decir que no te viera.
-¿Lo hacías?
-Lo hacía, hasta que me frené y lo mandé todo a la mierda. Pensaba que quizás llamarías algún día, me quedaban esperanzas.
-Pero no lo hice- negué y los ojos se me encharcaron- ¿acaso tu sí?
-No tenía motivos- se acercó y me miró muy profundamente.
-Mírame y dime que no me quieres- dijo cogiéndome las mejillas.
-No puedo- dije susurrante.
-¿O no quieres?
-Ni quiero ni puedo- y sin dejarme seguir hablando me besó. Sí me beso y fue de aquellos besos que no quieres que acaben, de esos besos que no terminan, parecen infinitos. Los que te hacen erizar, con los que te quedas con ganas de mas. Se separó, muy poco, aún casi podía rozar sus labios.
-No te volveré a fallar Claudia, nunca.

 (Justin)
No me lo podía creer. Estaba aquí y era tan raro. No había dejado de pensar en Claudia durante todo este tiempo, ni un instante, todo era Claudia, Claudia, Claudia…
¿Pero por qué aquí? ¿Por qué tenía que ser hoy? ¿En mi cumpleaños? Maldito destino…
-¡Ey Justin estás desconcentrado!- miré a Jessi descontentó y me aparté de su lado.
-Eh… ¿Qué te pasa hoy?
-Dios Jessy te deberían poner un bozal, no paras de hablar- se calló. Me giré y le miré con compasión.
-Lo siento es que me he encontrado con…
-Déjalo primito, ya hablamos cuando te encuentres mejor ¿vale? Sigue ensayando ese discurso porque si lo lees así te van a matar- suspiré y asentí.
-Lo siento- sonrió y se marchó de la habitación del hotel. Caminé ignorando el discurso y me asomé a la ventana, a 34 habitaciones de alto observé a personas diminutas andando de un lado a otro… Quería sentirme libre por un momento, como aquellas personas, poder hacer lo que me plazca por un segundo.
Suspiré y volví a cerrar la ventana. Faltaban un par de horas para el cumpleaños y… Espero que fuera inolvidable así que mejor empezar a hacer cosas.
Leí un par de veces más el discurso y lo guardé en la chaqueta que me pondría. Me duche y me vestí, tres cuartos de hora. Tardé un rato en colocarme el pelo y por último los zapatos. Me miré en el espejo, no me podía quejar. La verdad que desde que me pelé me veía más maduro, mas hombre y muchísimo más atractivo y guapo.
Alcé el bote de colonia y me rocié por todo el cuerpo. Listo. Caminé hasta el salón y tomé un chicle de menta, por si acaso… Y ahora solo me quedaba esperar a encontrarme con Claudia, la bella y preciosa Claudia. La intocable Claudia, la mandona de Claudia, la celosa de Claudia, la perfecta Claudia.
Caminé a la puerta y tras salir de la habitación cerré. Dejando atrás la negatividad me encaminé a la positividad, la mágica noche que me esperaba. La noche en la que cumpliría los diecinueve. Allá voy.
-¡Justin!- me giré y vi como la chica que acompañaba a Claudia esta mañana se acercaba a mí corriendo. Tenía buen cuerpo y si no recuerdo mal fue con la que le puso los cuernos su ex-novio.
-¿Si?
-Verás, se que Claudia está rara y muy capulla pero por favor intenta hablar con ella, se que podéis solucionarlo. Además… Claudia no para de hablar de ti desde que te ha visto esta mañana.
-¿Clara?- oímos desde el pasillo.
-Joder- me miró sonriendo y se fue alejando- ¡No pierdas esta oportunidad Bieber!- y se ocultó en la habitación.
Sonreí y pegué un saltito elevando el brazo. ¡Bien Justin! Ahora… No seas tan idiota y vuelve a enamorarla.

(Claudia)
Me miré al espejo unas cinco veces sin ningún motivo porque no pensaba seducir a nadie… Pero nunca va de más estar guapa.
-¿Dónde estabas?- dije mirando como Clara cerraba la puerta.
-Buscando a la señora de la limpieza para pedirle toallas limpias.
-Pero si acabamos de utilizarlas. Están más que limpias- le miré con las cejas arqueadas y seguí contemplando mi rostro en el espejo.
-La fiesta habrá empezado ya ¿vamos?
-¿Por qué te entusiasma tanto esa fiesta?
-Porque debe estar lleno de famosos.
-Si… Ya ves.
-Vamos quita esa cara de culo y vamos a mover estos culitos de divas que nos ha regalado el señor.
-Algunas veces me entran unas ganas de matarte…
-Que sádica.
-Vamos- dije tirándole del brazo. Caminamos cuidando cada paso por los tacones que llevábamos y al fin alcanzamos el ascensor.
El corazón comenzó a latirme con fuerza cuando escuché la música.
-¿Lista?- dijo Clara sonriendo maléficamente.
-Pf… Pues claro- intenté disimular mi nerviosismo y salimos a la intemperie.
Unas cincuenta personas, o más bailaban al ritmo de Best Song Ever, de One Direction, magnífica canción, magníficos chicos.
-¡Tía no me lo puedo creer!- gritó Clara señalando al infinito- ¡Me muero!- miré hacía donde señalaba y le vi, Harry Styles, el amor platónico de Clara.
-Me voy a morir, están aquí ¡Claudia que están aquí!- sonreí y le empujé.
-¡Corre a hablar con él!
-No, no que vergüenza.
-¿En serio?- noté como alguien me cogía por la cintura y me giré de inmediato, suponiendo lo que me iba a encontrar y… ¡BINGO!
-Hola chicas- se le dibujó aquella preciosa sonrisa en la cara.
-¡Hola Justin!- dijo Clara sin dejar de mirar donde se encontraba el señorito Styles.
-Ei…- dije un poco borde pero sin dejar de mirar su rostro, su cuerpo, su ropa…
-¿Buscas algo Clara?- ella se giró avergonzada y asintió- Harry Styles vuelve a triunfar- dijo sonriendo. Clara se sonrojó y me agarró del brazo.
-¡Harry!- gritó Justin. El pelocho se giró y nos miró sonriente, estaba precioso, es uno de los chicos más guapos que he visto en mi vida…
-¿Qué pasa Just? ¿Y estas chicas?- dijo mirándonos.
-Mira ella es Claudia y esta la encantadora Clara que da la casualidad que es directioner- Harry sonrió cómplice y se acercó a besarnos las mejillas.
-Encantado, supongo que me conocéis- Clara asintió nerviosa y se soltó de mi.
-Harry ¿y si sacas a bailar a Clara? Se le ve con ganas- Clara abrió los ojos de par en par mirando con odio a Justin, aunque después se lo agradecería.
-¿Me permite la señorita?- Clara sonrió incómoda y asintió. Mierda, ¿por qué me dejaban a solas con Bieber? Suspiré y le miré.
-¿Y?- dije.
-No sé yo le he hecho un favor a tu amiga y ahora… Voy a bailar ¿te animas?
-No bailo bien- se rió y negó.
-¿Crees que se me ha olvidado que eres bailarina? Venga anímate, ¡es mi cumpleaños!- puse los ojos en blanco y miré tras el donde había una chica que no paraba de  mirarnos.
-Mira parece que esa chica tiene muchas ganas de bailar, corre a molestarle un rato a ella- se encogió de hombros y se alejó de mi vista.

(Justin)
¿Quería estar sola? Pues adiós, no iba a pasarlo mal aunque mis ganas de girarme y bailar con ella eran inmensas, aunque tenía que aceptar que no era mía, al menos por ahora.
Caminé hasta donde estaba mi prima y me senté a su lado.
-¡Que tal!- gritó un poco, bastante, contenta. Menuda borracha.
-Bien, bien- dije sonriéndole. Me hizo una señal de “ok” con el dedo y se giró para seguir hablando con sus amigas.
Vi a lo lejos como Harry y Clara bailaban, demasiado pegadas… Que Harry. Sonreí y cambié la vista hacia Claudia que estaba asomada a la barandilla admirando la preciosa New York.

-¿Bonitas vistas verdad?- dije colocándome a su lado y mirando al frente.
-Sí, bastantes… Mi ciudad favorita, y estoy aquí, en ella.
-¿Por cuánto tiempo?- se giró y me miró.
-De momento hasta unos meses.
-¿Meses?- asintió y se rascó el brazo.
-He venido a estudiar.
-¿Y el hotel?
-No he encontrado aún una escuela de danza…
-Seguro que la encuentras.
-Lo sé- sonreí y miré de nuevo la ciudad.
-Te he echado de menos ¿sabes?- dije uniendo mis manos. No habló. Silencio.
-¿Crees que debo creerme eso después de lo que hiciste?
-Claudia…
-Te fuiste sin más. Me dejaste, te olvidaste de mí ¿por qué? No lo entiendo, yo te quería, nos queríamos o eso quiero creer…
-Claro que te quería, es más, te amaba.
-¿Y qué pasó?
-Que tuve miedo.
-¿Miedo? ¿De qué?
-De perderos.
-¿Perdernos?
-Amo cantar, amo la música, amo mi mundo… Pero también te amaba a ti. Si elegía entre ambas sabía que lo iba a pasar mal.
-Y elegiste lo que más querías.
-¡Claro que no!
-¿Entonces?- suspiré.
-¿Y si en algún momento me fallabas? ¿Lo dejábamos? ¿Qué pasaría? Mi historia se habría acabado, ni Justin Bieber, ni el novio de Claudia, ni nada…- de nuevo silencio. Me miró y de inmediato miró al suelo.
-¿Me querías?
-Nunca he dejado de hacerlo- sonrió y se abrazó a sí misma.

(Claudia)
No sé el porqué de esta situación. Ni de dónde ha salido esta cara de felicidad. No entiendo porque tiene que hablar así, y no digo que lo haga mal, al contrario, lo hace demasiado bien.
-¿Tienes frío?- preguntó con intención de quitarse la chaqueta.
-No, no tranquilo- se la terminó de quitar y me la pasó por los hombros- gracias pero no hacía falta.
-¿A no?- sonreí y me giré mirando a la gente. Clara y Harry tomaban una copa en la barra libre, parecían animados.
-Parecen que se llevan bien…- asentí y le miré, estaba de perfil. Un perfil extraordinario…
-¿Qué?- dijo sonriendo.
-Estás más…
-¿Cambiado?
-Más maduro.
-Se madura con los daños no con los años- miré al suelo y noté como me levantaba la barbilla.
-¿Por qué no me llamaste?
-Porque sabía que no ibas a volver.
-Ni lo intentaste…
-Tuve miedo- sonrió irónico mirando al suelo y se cruzó la pierna sobre la otra.
-Pero pasó.
-Pasó- repetí.

-Muy bien Justin es hora de que salgas y nos digas lo que tanto llevas preparando- escuchamos de pronto. Nos giramos y vimos a una chica alta, morena y algo borracha. Justin me miró una última vez y se alejó entre la multitud.
-Hola… Gracias por venir, espero que lo estéis pasando bien- me acerqué al escenario improvisado e intenté ver más allá de las cabezas.
-Tenía preparado un pequeño discurso de agradecimiento pero no lo voy a leer- arrojó el papel a una esquina del escenario y se sentó en una silla- prefiero cantar una canción, espero que mi prima no me mate después de esto, le ha costado un poco el discurso- sonrió y cogió el micrófono.
Me acerqué un poco más, con cuidado de no tropezar, casi estuve en primera fila… Miré a Justin y el a mí. All The Matters, si la había escuchado.
La historia encajaba medianamente con lo que había pasado entre nosotros. El problema era, ¿por qué?
Canté por encima de su voz, no era muy larga y terminó pronto. Todo el mundo aplaudió pero no yo. Una lágrima recorrió mi mejilla y calló sobre mi mano. Justin se levantó y me miró. Bajó lo más rápido que pudo del escenario e intentó acercarse a mí.
Me giré y rápidamente salí de aquella bulla. No quería hablar de nada con él, mas bien no podía.
Me descalcé cuando llegué al pasillo y caminé por él un poco más calmada, ni siquiera avisé a Clara de que me había ido.
-¡Claudia!- me giré y le vi. Venía hacía mi corriendo.
-¿Por qué? ¿Por qué lloras? Debería llorar yo ¿no crees? Te quiero, Claudia, te quiero ¡NUNCA he querido mas a nadie!- le miré sin dejar de llorar, me podía él, y me podía yo.
Seguí caminando sin mirar atrás cuando note como me agarraban.
-¿Vas a seguir huyendo?
-Hasta que me olvides.
-Ese es el problema, que nunca te voy a olvidar- me solté de él y abrí la habitación. Entré y el detrás de mí.
-Y tu…- cerró- ¿me has olvidado?- solté la tarjeta sobre la mesa y me giré malhumorada.
-¡Como quieres que te olvide si apareces continuamente en mi vida! ¡Mi madre! ¡Mi padre! Me hablando de ti continuamente, todo el tiempo. Sales en la radio, mis amigas hablan de ti, tengo que bailar tus canciones, todo está igual que antes, el problema es que ya no te tengo- se silenció de nuevo todo.
-No he vuelto a soñar contigo…- dije- Estuve todo el verano pensando en ti, no salías de mi cabeza. Te veía tan felíz por la televisión, tan contento por twitter…
-Me dejaste de seguir.
-Eso no quiere decir que no te viera.
-¿Lo hacías?
-Lo hacía, hasta que me frené y lo mandé todo a la mierda. Pensaba que quizás llamarías algún día, me quedaban esperanzas.
-Pero no lo hice- negué y los ojos se me encharcaron- ¿acaso tu sí?
-No tenía motivos- se acercó y me miró muy profundamente.
-Mírame y dime que no me quieres- dijo cogiéndome las mejillas.
-No puedo- dije susurrante.
-¿O no quieres?
-Ni quiero ni puedo- y sin dejarme seguir hablando me besó. Sí me beso y fue de aquellos besos que no quieres que acaben, de esos besos que no terminan, parecen infinitos. Los que te hacen erizar, con los que te quedas con ganas de mas. Se separó, muy poco, aún casi podía rozar sus labios.









-No te volveré a fallar Claudia, nunca.

domingo, 26 de mayo de 2013

Capítulo 43.

(Claudia)
-¿Qué te parece si después vamos a dar un paseo?- pregunté sonriente.
-Claro- dijo mientras masticaba un trozo de pizza.
Sonreí y me levanté a por agua. Cuando me di la vuelta vi como Justin miraba mi culo atentamente y sin vergüenza ninguna.
-Pero bueno ¿tú que miras?- pregunté riéndome.
-No es mi culpa que lleves los leguins tan ajustados- soltó el trozo de pizza y se levantó.
Se acercó a mí y me cogió en brazos.
-¡Justin, Justin! Al final te tiro el vaso de agua encima- dije riéndome.
-Tú sabrás lo que haces... Atenta a las consecuencias- dijo riéndose aun más.
Me bajó de sus brazos y solté el vaso. Me acerqué a el y le di un beso en los labios.
-¿Sabes que te quiero?
-No, pero ahora lo tengo claro…
Sonreí y me encaminé a la puerta, le miré y se levantó sonriendo.
-Me tendrás que explicar cómo vamos a hacer para que no me vean ¿no?
-Sí, la verdad no había caído en eso…- mire por todos lados pero no encontré nada. Me encogí de hombros y abrí la puerta. Justin se pudo unas gafas de sol y la capucha de la chaqueta.
-No creo que nos encuentren… Pero por si acaso ponte tu otras - dijo Justin señalando mis gafas de sol que tenía sobre la cabeza.
Arrugué la nariz y me las puse, le di la mano y caminamos juntos por la calle de mi edificio.
Andamos hasta un parque, entre bromas, risas, miradas. Era todo increíble, es tan difícil explicar esta situación…
-¿Claudia? Por fin te encuentro, te he llamado mil veces- me di la vuelta y allí estaban  Jorsh y Clara. Les miré sorprendida a la vez que daba un codazo a Justin.
-Oye, yo lo siento Claudia… De verdad, lo siento no debería haber hecho esto… Pero Jorsh me gusta y mucho además… ¿Quién es ese? – dijo señalando la espalda de Justin.
Se dio la vuelta y se quitó las gafas. ¿De verdad? Estaba mostrándose y podía llamar la atención de más gente.
-¡Justin Bie…!- tapé la boca de Clara con la mano.
-¿Ves? No estaba loca Clara… Para empezar me molestó un poco lo que hicisteis la verdad, pero… Yo también tengo un poco de culpa ¿no?- miré a Justin el que sonrió y guiñó un ojo.
El primer flash, el segundo, miles de paparazis a nuestro alrededor.
-¡Mierda!- Justin se puso las gafas y agarrándome de la mano corrió conmigo.
Corrimos hasta llegar a casa y entramos corriendo.
-Joder, ahora sí que la hemos cagado- se apoyó contra la pared y resopló.
-Lo bueno de todo esto… Es que por lo menos estoy contigo, es lo que más me importa- dijo mientras se apartaba y me miraba.
Me acerqué y lo abracé fuertemente. Su aroma, olía genial, cada vez que lo abrazaba era… Alucinante.
Pasamos la tarde sin volver a hablar de aquellos paparazis, vimos una película, todo era perfecto.
Empecé a tener sueño y me quedé dormida sobre los brazos de Justin.

Debió pasar bastante tiempo… ¿las cuatro de la mañana? Sí, sería esa hora cuando noté que alguien besaba mis labios y acariciándome la cara salió de mi cuarto.
Hola… Tranquila, no es un sueño, es real, pero… Me he tenido que marchar pequeña. Es difícil vivir mi vida ¿sabes? Parece todo perfecto, hasta que te enamoras. Y eso es lo que me ha pasado, me he enamorado. Shh… No llores, sonríe, tienes la sonrisa más bonita de todas las niñas del mundo. Ahora tengo que marcharme pero volveremos a vernos, el destino nos va a volver a unir ¿te parece bien empezando por nuestros sueños? Si es buena idea, apareceré todas las noches mientras duermas, empezando por esta misma, mientras estés contando las estrellas como tanto te gustaba hacer, o… ¿Mientras escuchas mis canciones? Y que te parece mientras estás bailando, como la primera vez que te vi, si esa es buena idea. Se me hace tarde cariño y el vuelo es dentro de… ¡O Dios mío! Dentro de una hora, una hora en la que pensaré en ti. ¿Qué digo una hora? Toda la vida… Te quiero, adiós.
Dos, tres, cien… Lágrimas.
Epílogo.
-¡Corre! ¡Vamos a perder el taxi! ¡Claudia!
-Joder, ya voy- corrimos cargando con las maletas al taxi… Segundo año en New York, por fin habíamos llegado.
Habría la ventanilla de aquel coche y asomé la cabeza… 1 de Marzo, todavía hacía algo de frío pero el día tenía un sol tan brillante que entraban ganas de quedarse con mangas cortas.
-¡Clara! Mira- señalé las escaleras rojas que había en Manhattan.
Sonrió y aplaudió. El taxi frenó y tras pagar nos bajamos corriendo. Las maletas se tambaleaban de un lado a otro sin control, caían de un lado a otro. Frenamos en la puerta del hotel y nos giramos a la vez.
-¡Hola New York!- gritamos mientras saltamos y bailamos.
Corrimos dentro del hotel como locas.
-¿Recepción? Allí- señaló Clara y corrimos hacia el mostrador.
-Hi!  Spanish please?- dijo Clara algo nerviosa. El recepcionista sonrió y me miró a mí.
- Sorry my friend no good speaking English- dije en mi ingles más perfecto.
-Tranquila soy mexicano.
-Uf, que alivio, no se nos da muy bien el inglés.
Rió y nos preguntó que deseábamos. Le explicamos que queríamos una habitación para dos y nos dio las llaves después de haber pagado.
Subimos soltamos las cosas y rápidamente cogimos la cámara, algo de dinero y bajamos de nuevo. Estábamos pasando por recepción cuando un montón de focos nos deslumbraban. Se escuchaban chillidos por todos lados. Nos miramos y seguimos a la salida. Pero de pronto unos cinco hombres grandotes nos empujaron de nuevo hacia dentro. Cerraron el hotel y los señores grandotes se dispersaron.
-Debe ser una estrella de cina o algún cantante- dijo Clara.
Entonces un chico alto, con una gorra negra y unos pitillos caídos apareció de repente.
Clara me miró y tragó saliva apartándose un poco.
No me lo podía creer… el, estaba allí, en el mismo hotel que yo… Había pasado ya un año desde que… Espera hoy era uno de marzo… su cumpleaños, eso explicaban los globos en los pasillos y el ascensor.
Levantó la cabeza sonriendo y me vio, se paralizó me observó de arriba abajo sin dar crédito a lo que veía.
Me di la vuelta cogiendo a Clara de la mano para subir al cuarto, me temblaba todo tenía ganas de llorar. Desde que se fue de aquella manera deje de seguirle en twitter, vendí todos sus posters y sus discos y todo lo que tuviese que ver con él. Borré su número e intenté olvidarme de él, es más tras esa noche no lo volví a ver en ningún sueño, había sufrido mucho durante un año, no quería que volviera a pasar, el aquí…
-¿Claudia?- dijo… Su voz, le quería, le amaba pero… Me hizo daño, pensaba que me prefería a mi antes que su trabajo y… Me sentó bastante mal. Me giré y sonreí vengativa.
-Sí, la misma. Al parecer tienes razón nos hemos vuelto a encontrar. El destino… Por cierto felicidades.
-Gracias, yo… No me esperaba esto, eh… ¿Qué tal? Perdimos el contacto y…
-Sí, tienes razón lo perdimos y perdido está.
-¿Incluso para una cena esta noche en la azotea del hotel? Solo para celebrar mi cumpleaños… Voy a montar una fiesta intima.
Clara me miró y suplicando trescientas veces me convenció para ir a aquella fiesta.
-Está bien, iremos- sonrió como un crío y me dio un papel.
-Toma la invitación para que podáis entrar, de todas maneras os pondré en la lista ¿os parece bien?
-Si ¡perfecto!- dijo Clara saltando.
Se rió y sin saber que decir pasé por su lado saludando al chico del mostrador, Juan.

jueves, 17 de enero de 2013

Capítulo 42.


(Justin)
Besó mis labios, por fin sentía otra vez el calor de su boca en la mía. Le seguí el beso sensualmente y se separó.
-Tengo que hablar con tigo- dijo Claudia un poco triste.
Miré a Kenny y entendió mi petición. Salió de su casa y se fue hasta que le volviese a avisar.
Me invitó a sentarme en un sillón de color beige muy bonito. Me acerqué a ella y me sonrió.
-Justin... Mi novio me ha estado engañando mientras he estado en Barcelona- dijo algo triste.
La verdad es que no me entristecí, mas bien me alegre de saberlo, ya estaba claro que sería mía.
-Bueno tan poco es tan malo... Ya sabes tu y yo también hemos estado juntos en este tiempo- dije sonriendo.
Me miro algo dolida y culpable por lo que había echo.
-Es verdad, solo que me ha engañado con mi mejor amiga- dijo soltando una lágrima de su rostro.
Me levanté y me puse frente a ella. Me acerqué despacio a su cara y le acaricié la mejilla.
-Mas vale una sonrisa triste, que la tristeza de no verte sonreír- dije levantando despacio su cara y haciendo que me mirase.
Soltó una pequeña risita, lo suficiente para hacerme sonreír de nuevo.
Me senté a su lado otra vez y le abracé.
-No dejes nunca de sonreír ¿vale?- dije sujetando sus manos.
-Vale, por cierto... ¿Donde te vas a instalar?-preguntó sonriendo.
¡Mierda no había caído en eso!
Ella sonrió al verme la cara de sorpresa que puse.
-Tengo un desván si me ayudas a ordenarlo puedo hacer de el una pequeña habitación para el señor- ya una habitación pero ¿y sus padres?
-Y por mis padres no te preocupes que no llegan hasta las nueve, cuando lleguen se lo explicaré y punto- dijo antes de hacerle la misma cuestión.
Acepté y sonreí, pero de pronto sonó mi movil.
Lo miré, mi madre.
-¿Preparada?- le dije a Claudia.
-¿Qu...?- no le dio tiempo a terminar cuando un ¡JUUUUUUUUUUUUSTIIIIIIIIIIIIN! Furioso salió del movil.
Claudia se tapo la boca para no reírse.
-Dime mama- dije tranquilamente, ya que al lado de Claudia todo era perfecto y tranquilo, me daba igual la bronca que me echaran estando a su lado todo me importaba una mierda.
-¿Como que dime? Pero tu sabes la locura que has echo, si te hubiera pasado algo no me lo perdonaría en la vida, eres tonto o que te pasa, hijo... Cojo el próximo avión a Sevilla, no eres normal tu en...-dijo mi madre intentado tranquilizarse.
-Mama, tranquila. No me ha pasado nada, estoy bien me acompañó Kenny...-dije.
-¡Kenny! Hablaré con el y me pensaré si echarlo- dijo seria.
-No, no el contrato lo firmó para mi en todo caso lo echaría yo mama- dije haciéndome el gracioso.
-Ah muy gracioso, si estuviera aquí tu abuelo, quien te cogiera... Llegaré allí sobre las ocho, no vallas a hace mas locuras- dijo.
-Vale mama, está bien me portaré correctamente- dije mientras sonreía a Claudia, la que prestaba atención a la conversación.
Colgamos y me reí.
-Te van a matar- dijo Claudia riendo con migo.
-No lo creo- dije seguro.
-Si no te mato yo antes- dijo saltando encima mía y haciéndome cosquillas.
Me empecé a reír -No por favor, para- seguía riéndome.
Ella se levantó y sacándome la lengua salió corriendo.
Salí detrás de ella casi pisándole los talones, el caso es que corría bastante.
Subimos hasta el desván donde entraba un poco de luz.
Me paré y lo miré fijamente, ¿de que me sonaba?
Entramos de la mano y nos sentamos en la cama.
-Está bien- dije satisfecho.
-Hombre mejor que un hotelucho de por aquí- dijo Claudia.
Se levantó y empezó a ordenar un poco aquello. Le ayude y al cabo de unas horas estaba todo montado.
Bajamos y tomamos un aperitivo.

Capítulo 41.



Le escribí una nota a mama explicándoselo y después me marché dejando atrás la habitación y entregando mis llaves de cuarto en la entrada.
Kenny estaba esperándome en la puerta con un coche negro y cuando me vio salió a ayudarme con las maletas.
Le expliqué por el camino lo que tenía pensado y me dijo que tenía un plan.
Bajamos del coche y corrimos al aeropuerto. El primer avión con destino a Sevilla salía en tres cuartos de hora.
Compramos el billete solo de ida y después nos metimos en la aduana. Un montón de chicas se me acercaron para ver si era el famoso canadiense Justin Bieber menos mal que Kenny estaba con migo.
Corrimos lo mas rápido posible y entramos en el avión. No había mucha gente, la necesaria además todos estaban dormidos o leyendo.
Nos sentamos en zona Vip por ser famoso y encima nos atendieron de lujo.
El viaje se me hizo corto y menos mal porque deseaba volverla a besar y sentirla cerca mía, solo que una vez allí vendría la parte difícil. Encontrar su casa.
Cogimos las maletas y por desgracia una manada de paparazzis rodeaban la salida. Kenny me señaló la salida de emergencias por la que nos escabullimos y cogimos el primer taxi que pillamos. El conductor no me reconoció, suerte.
Nos preguntó el destino y entonces recordé que una de las veces en las que estuvimos juntos Claudia me dijo el nombre de su escuela de baile. Buscó aquella escuela por el GPS y por fin la encontramos.
-La parada de taxi mas cercana se encuentra a cien metros de la academia, si quieren que los deje en la misma puerta tendrán que pagar cinco euros más.
Nos miramos y afirmamos.
Tardamos un poco en llegar, el sitio era bonito, no como yo lo había imaginado.
Cuando llegamos vimos que estaba abierta, hoy el día me salía redondo.
Kenny pagó al taxista y cogió las maletas. Entramos juntos y me puse la gorra ocultándome la cara. Kenny se acercó al mostrador donde había una chica de la edad aproximada a la de Claudia que mascaba chicle.
-Hola venía buscando a Claudia- dijo Kenny mostrándole la foto que tenía en el twitter.
La chica miró a Kenny sorprendida y después a mi, pareció no reconocerme.
-¿Para que?- dijo algo borde, sus encantos se perdieron, entonces me fijé bien y vi que era una de las chicas que bailaba en la coreografía de la calle.
-Estamos buscándola porque ha ganado un concurso para ir al concierto de Riannah en directo- dijo mientras sacaba unos papeles que habíamos conseguido antes de salir.
La chica los miró de reojo y una visión rápida y sacó de su mochila el movil.
-Mire estamos aquí- dijo mostrando un mapa -tenéis que llegar hasta aquí- dijo señalando otra parte de la ciudad.
-No parece muy lejos ¿no?- preguntó Kenny.
-No a solo tres calles de aquí- dijo sonriente.
-Gracias señorita, un placer- dijo Kenny dándose la vuelta.
Me miró y con una señal de “Ok” salimos de aquel local.
Miramos todas las calles era el número cuatro, vivía en un piso.
(Claudia)
Me desperté con lo rayos de sol atravesando la ventana del desván, vivir en la última planta tenía sus cosas buenas, aquel desván me traía buenos recuerdos.
Llevaba la misma ropa, me habría quedado dormida. Las vacaciones del segundo trimestre habían comenzado y no fui a por mis notas.
Mis padres habían comenzado el trabajo y ya no estaban en casa, una vez mas sola hasta tarde.
Bajé de aquel cuartito y me dirigí al baño donde me duché y me aseé para recoger el boletín.
Me puse esto:


Y esperé a las doce que es cuando habrían el instituto.
Desayuné algo rápido, una naranja y un bizcochito tierno.
Me senté en el sofá y cogí mi movil.
Tenía tres llamadas perdidas de Jorsh, de aquel gran hijo de …
De repente escuché el telefonillo y fui a ver quien era. Espero no tener malas visitas.
Descolgué.
-¿Quién es?- pregunté.
-¡Correo!- se escuchaba una voz algo grave.
Pulsé el botón para abrir y volví a colgar.
Me tumbé en el sillón y saqué mi laca de uñas rosa palo que tanto me gustaba.
Empecé a pintarme cuando llamaron al timbre. ¿Y ahora? Espero que no fuese otra vez el chico pesado del cuarto.
Abrí sin mirar a la mirilla y vi a un negro gordote en frente mía. Primero me asusté pero después lo reconocí.
Era Kenny el guardaespaldas personas de Justin y es que me había leído toda su biografía.
Sonreí y lo saludé.
-Hola Kenny- dije sin ninguna duda ya que no me sorprendía ver a otro personaje mas de la vida de Justin.
El me sonrió y pasó dentro.
-¿Están tus padres?- preguntó serio.
-No están trabajando, a saber cuando llegan...-dije sería. Parecía que ocultaba algo o alguien en su espalda.
-¿Que haces aquí?- dije sin rodeos.
-Fácil traigo un paquete frágil del señorito canadiense para la chica de sus sueño- dijo sonriente.
-A ¿si? ¿frágil? No te veo con nada en las mano- dije dudosa.
Kenny sonrió y se apartó dejando ver el rostro de aquel chico del que me enamoré.
-Bueno eso de frágil...-dijo Justin mientras simulaba golpear el cuerpo del guardaespaldas.
¿Que hacía aquí? ¿Cómo sabía donde vivía? Miles de preguntas recorrieron mi cabeza, pero entonces me di cuenta que lo único que me importaba era abrazarle.
Me acerqué lentamente a el para tocarlo y comprobar que no era uno de esos muchos sueños que había tenido. Le toque, el estaba aquí ¿como es posible?
-Te dije que volvería pronto- dijo abrazándome.
Sonreí aun sin creérmelo y lo abracé. Sentí como el olor de su colonia penetraba en mi nariz impidiendo respirar otra cosa que ese perfume.
Me separé de el y le hice una señal a Kenny para que se girase. El aceptó y rápidamente besé los labios de Justin.